domingo, 15 de julio de 2012

Tu culo, tu coño, tu mano, tu pie...

Mira atentamente esa foto:


Ese cuerpo podría ser el tuyo, perfectamente... pues, vista así, es idéntica a ti: rasurada, con unos labios carnosos, un culito perfecto... unas uñas cuidadas... Ahora bien, sigue mirando esa foto e imaginando que eres tú. ¿Qué me pedirías que hiciera?; ¿seguir mirando?, pedir que te taparas?... o marcar con mi saliva cada centímetro de piel que puedes ver ahí?

Yo optaría por la última opción; la de dejar la marca de mi saliva por cada espacio retenido en la imagen. Utilizar la lengua para aplicar brillo a ese cuerpo mate. Deslizar, entrelazar, penetrar... todo eso puede hacer una lengua ante semejante lienzo.

Ahí te dejo las opciones. Elige tú.

lunes, 9 de julio de 2012

Uno rápido

Comenzaba a refrescar en la piscina. Eran casi las ocho de la tarde y recordé que en mi maleta deshecha debía haber una sudadera, de esas que vendíamos en el último año de carrera para sacar unas pelillas pro-viaje...
- Enseguida bajo- dije a Javi y Belén- voy a la habitación... intuí que carecía de importancia lo que pensase hacer, pues ellos se babeaban con los ojos sobre el césped.

Entré aún mojado en la habitación. En ella dormíamos Javi, Sergio y yo, y estaba tan desordenada que me costó localizar mi maleta. Tras de mí, un portazo sonó en seco. Juraba haber dejado la puerta abierta, pero allí estabas tú. Habías entrado en mi habitación y habías cerrado la puerta. Te sonreí, pero tus ojos no mostraban más gesto que el de haberse perdido en alcohol.



- ¿Dónde está Sergio?, ¿no estás con él?
- Uno rápido, solo uno y rápido, ¡venga!

De primeras intenté soltarte de mi cuello. Olías a ginebra y a sudor, seguro que estabas en tu habitación montándotelo con tu novio y lo habías dejado borracho sobre la cama.

-¿Qué más te da dónde esté Sergio?...¿no te gusto?
- Sabes que a mí nunca me han gustado las rubias- fue la primera excusa que encontré, pero la sensación de estar desperdiciando la oportunidad de estar, aunque solo fuera por un rato, contigo, me hizo actuar más solícito- ¿qué pretendes, que haga una excepción?
- Pretendo gustarte.

Y ahí te aferraste a mis hombros. Me empezaste a besar el cuello y la boca y, repentinamente, soltaste aquello que acabó de excitarme. "No tienes cojones." ¿Que no?

Rápidamente te despojé de aquella camiseta de playa tan hortera pera deleite de mis ojos. Un tanguita blanco te cubría, aunque por poco tiempo. Estabas tan borracha que eras un muñeco en mis brazos y yo estaba tan caliente que no te iba a dejar escapar.

Recorrí tus pezones con la lengua, dejando un rastro de saliva en ellos mientras acompañabas mi lengua con tus gemidos. Te gustaba ver como te comía las tetas. Tan sumamente blancas, de haber recibido la luz directa del sol jamás y tan sumamente suaves. Tus pezones, claros pero robustos, con la fuerza de tus veinte años, apuntando a mi boca, hundiéndose en ella una y otra vez para aparecer totalmente inundados de mis saliva. la que tu recogías con tu mano mientras te llevabas el pezón a tu boca, intentándolo tocar con la punta de tu lengua. Alguna vez lo conseguiste.


Y quisimos jugar a la vez, y nos olvidamos de cualquier trapo que nos cubriese para pasar a calmar nuestras ganas. Por un instante saliste de tu estado etílico para moverte sobre mí y buscar mi paquete, ofreciéndome tu sexo limpio. Tu olor a sudor y a alcohol desapareció, se fue con tu ropa empapada, para dejarme el olor a ti. Un olor a sexo entregado, a vientre donado a mi boca. Sin ningún cortejo previo bajaste mi bañador y agarraste con ambas manos mi polla, ya empapada de deseo, mientras la besabas despacio, ibas liberándome del bañador. "Así, en pelotas... muy bien" acertaste a decir, mientras colocabas tu coño a la altura de mi boca, moviendo con vaivén tu pelvis, haciéndome rozar por la cara tu suave coño y tu perfecto culo, aún virgen de sexo. Comí hasta llegar a devorar los labios y el interior de tu coño mientras disfrutabas comiéndome a mí. Acerqué mi lengua para hacer un barrido por el filo de tu culo, varias veces, hasta que las ganas me hicieron penetrarlo con la lengua, mientras asentías de placer apretando más mi polla con tu mano y con tu boca llena, gemías.

- Vamos a follar- dijiste girando sobre mi cuerpo.
- No tengo ningún condón
- Ni yo tengo tiempo que perder. Y diciendo eso, me agarraste con fuerza la polla y la rozaste varias veces contra tu coño antes de dejarla entrar muy despacio.


La suerte quiso que la excitación fuera continua y la duración extensa, habría sido una pena haber sufrido un mini polvo en tales circunstancias. La borrachera no te impedía girar, saltar, cambiar una y otra vez de postura. Te la sacabas, la chupabas con fuerza, te rozabas con ella y la volvías a meter, entre vaivenes de tu pelo sobre mí. Estábamos desatados y había que disfrutarlo.

- ¿Te la meto por detrás?- te pregunté
- ¿Por el culo?, No, por el culo paso, eso debe doler... o no, ¡venga!, ¡vas a ser el primero!

Aquello entró muy despacio, mientras contenías el grito: "despacio, despacio" y acompasabas mi empuje con tu empuje contrario. Unas pocas embestidas más y ya estaba a punto de correrme; aquella situación hizo ya incontenible el torrente que aguardaba para el final.

- ¡¡¡Me voy a correr...!!!
Diste un giro rápido, ofreciéndome tu vientre como acomodo para dejar sobre ti toda mi leche, que se vertió, descontrolada, sobre tu cuerpo, repartida desde tu cuello hasta tus muslos.

Caímos rotos, sudados, exhaustos. Caímos sobre la moqueta del suelo de aquella habitación de hotel barato de isla. Un par de caricias más fueron el preambulo de una despedida que, yo creí, provisional, pero que se convirtió en definitiva.

- Me ha gustado mucho.
- Y a mí... pero vamos a tener que bajar. Sergio te estará buscando.
- Paso de Sergio. Hoy me gustas tú.


Nos besamos como se besan dos personas que poseen sentimientos verdaderos, Nos tocamos, a modo de despedida, como queriendo guardar el recuerdo de nuestros cuerpos.

- Hoy también me gustas tú- te dije
- No te creo, soy rubia.

viernes, 15 de junio de 2012

Ahora me vas a escuchar



No comprendo por qué te ruborizas tanto cuando recuerdo niustros días y te hablo con naturalidad. Dices que soy muy bestia, muy bruto al halar de aquéllo y no entiendo tanta pulcritud por tu parte cuando fuimos igual de animales los dos. Pero ahora, que sé que estás leyendo ésto, me vas a escuchar, palabra por palabra. Por cada cosa tiene su nombre y un coño es un coño aquí y en la China.

Porque sí, porque aunque pasados los años nos pueda sonrojar, te diré que jamás probé un coño como el tuyo. ¿Te asusta escucharlo?, pues es así. Era perfecto, pequeño, tan suave... y sabes lo que me gustaba. Como tus tetas. Y digo tetas porque para ti la palabra "pechos" era muy cursi. Pues eso. Nunca tuve en mis manos y en mi boca unas tetas tan grandes y tan bonitas, con aquel sabor a sal de la playa. Recuerda, y no te escandalices, cómo me aprtabas la cara contra ellas para que te las comiera y te mordiese los pezones rosados. Tú tan blanca y yo tan moreno... que mira que te gustaba el detalle de "estar moreno entero" porque no piso una playa textil desde hace años.

Y aunque te sonroje lo diré, porque sé que lo estás leyendo y en el fondo lo estás disfrutando. Nadie, repito, nadie, me ha comido la polla como tú. Era genial correrme en ella al tiempo que apretabas los labios para que ni una gota de mi leche saliese de ella y lo que me decías...¿no lo recuerdas?... "quiero beberte toda la vida".


Y las escapadas a tu casa los martes por la noche, al salir de la Facultad, llegaba sudando de tanto correr y siempre querías follar antes de dejar que me duchase, porque "te ponía mi sudor".

Sé que tienes buena memoria, tu memoria y tu belleza te han abierto muchas puertas, por eso sé que recordarás cada instante, como el día que te pedí hacerlo por detrás y no tú no quisiste porque "eso no es amor". Lo peor es que sé que sigues sin hacerlo así, porque tu maridito me lo ha contado. Lo que él no sabe es que yo te tuve mucho antes que él y que seguro que mejor que él, porque estamos muy enamorados, pero ahora parece que te averguenzas.

Antes no te avergonzaba pedirme cosas. Tú y tu fetichismo. Morías porque te comiese los pies y llegabas a correrte con mi lengua entre tus deditos. Y te gustaba jugar con tus pies por mi polla y por mis huevos.



Ahora, que parecía darte verguenza que te viese en bikini el fin de semana pasado, pareces tan recatada... y olvidas el día que me explicaste cómo enjabonarse sin esponja y disfrutabas viendo como me empalmaba solo con mirarte frotar una y otra vez tus tetas con las manos llenas de gel.

Espero que no me olvides... que no me consideres un animal por llamar los cosas por su nombre. Puede ser preciso, pero no bestia.

Bestia eras tú cuando follábamos, y gritabas, y me marcabas y me apretabas con las piernas y te gustaba ser salvaje. Eso sí es ser bestia, lo mío no, amiga. Lo mío, no


viernes, 4 de mayo de 2012

Fantasias sexuales

Me dijo que debíamos escribir en un papel nuestras fantasías sexuales, lo que no hubiésemos hecho antes. Esa noche, al llegar a casa, encontré su lista, escrita a ordenador en una cuartilla que había doblado por dos veces, en mi mesa del despacho.:

     "Hola Vida; no creas que esto que te escribo me ha resultado fácil. Simplemente sigo las instrucciones de nuestra psicóloga. Por favor, si algo te molesta, por poco que sea, dímelo y me lo quitaré de la mente. Te quiero mucho. Bueno, pues ahí van mis "deseos ocultos":

- Follarme a algún amigo tuyo y que tú lo veas. (está muy de moda, tengo alguna compañera del colegio que lo hace)


- Colgar fotos mías en internet y avisar a tus compañeros para que las vean. (ya sé que tenemos algunas por ahí pero en plan anónimo, no se nos ve la cara)


- Montárnoslo con alguna chica joven; tú, ella y yo hasta morir del cansancio. (sabes que nunca me han atraído las tías, pero últimamente me fijo mucho en una chica de prácticas, muy joven, muy delgada y con las tetillas muy pequeñas, como a ti te gustan)


- Que me metas el dedo en el culo con mas frecuencia, no solo para disfrutar tu, tambien para darme placer a mi. (no te lo he dicho nunca, pero es una de las cosas que mas me excita, sentir como me "follas" de otra manera, saber que me estas mirando el culo abierto, ummmm...es que me encanta!!)


- Hacer que te corrieras en una copa y después bebérmela hasta la última gota (me encanta el sabor de tu leche, pero esto me parece tan guarro...)

No se me ocurre nada más. Espero tu nota."


Eran casi las 9 de la noche y ella estaría a punto de regresar. Tomé un post-it del escritorio. Anoté unas palabras y lo pegué sobre su nota. Después la dejé sobre la cama del dormitorio, bien visible y entré a darme una ducha.
Al poco escuché la puerta abrirse, sus tacones avanzando por el pasillo, se detuvieron. Eso es que se los ha quitado, siempre tan prudente con los vecino -pensé. Mientras me secaba la escuché dar un grito de alegría. Por lo que veo, le gustó leer mi nota:

     "Mi fantasía es cumplir todas tus fantasías."

jueves, 26 de abril de 2012

34




- ¿Qué edad tienes?
- 34
- ¿34?... pensé que eras algo más joven
- Entonces soy demasiado viejo, ¿no?
- Yo no he dicho eso...

      -Silencio-

- Bueno, si estás incómoda lo dejamos y me voy. Tampoco es necesario estirar el asunto.
- No estiro, simplemente espero.
- ¿Esperas?, ¿qué esperas?
- Que me separases las piernas, pero... viendo que no lo haces tú, lo haré yo misma.

     Se levantó del sofá y se colocó ante él. Subiéndose la falda hasta tenerla completamente arrugada en su cintura, dejaba mostrar su sexo limpio y desnudo. No cubría ropa alguna su ser más íntimo, sólo un escaso hilo de vello, como una caminata de hormigas, ascendía desde su perfecto coño. Fue ahí cuando tomó su mano, con la palma abierta hacia arriba y con ella se froto una y otra vez, cada vez con más prisa, hasta llenarle la mano de su viscosidad más impura.

     Con delicadeza, llevó aquella mano a su boca. La beso, la lamió, la dejó hundir en el interior de su boca, mezclando los fluidos más excitantes de su cuerpo en un mínimo espacio.

- 34 años, pero tienes manos de niño.
- Quizá... conservo cosas de niño, pero sólo las manos.

domingo, 8 de abril de 2012

Imaginemos que estás aquí

Si te cogiera esta noche...


Si pudiera tenerte cerca amaneceríamos juntos, sudorosos y desnudos. Pero estás tan lejos ahora.
Me acercaría por tu espalda, para volcarte sobre la mesa y tocarte con ambas manos. Tú me pedirías mesura, pero seguramente, yo echara tus braguitas hacia un lado y te pondría húmeda sólo con mi roce.
Te conozco bien, y sé que separarías las piernas en el acto, dejando que tu coñito se abriese también, a lo que ayudaría yo con mis manos.
y ahí entraría, con violenta ternura, recreándonos en cada acometida. Tú, despojándote de tu camisa y de tu sujetador, yo, haciendo lo propio con mi camiseta y mis pantalones, sin dejar que el ritmo decayese.
Me encantaría correrme en esta postura, pero prefiero alargar el momento pues me encanta ver tus tetas rozándose contra el brillo de la mesa.


- Vamos a la cama -me dirás. Y allí te tumbarás boca abajo, luciendo ante mí tu culito tierno y suave.
Si queda algo de ropa, será el momento para alejarla de nosotros; fuera boxers, fuera braguitas, fuera medias... así me gustas... completamente desnuda.

Girarías tu cuerpo para ofrecerme tus pezones oscuros, endurecidos por el frío y el placer, para que haga comida de ellos.


Me encantaría tenerte aquí y poder hacer una mutua entrega de cuerpos. Y, ¿al final? Al final sentiría el enorme gusto que brotaría incontrolado. "Me corro, me voy a correr" -te diría; y tú dejarías caer tu espalda en la cama para que desplomase mi leche sobre tus tetas, y así lo haría: tus tetas, tu cuello, tu barbilla, tus brazos... cualquier sitio podría sufrir la caída de semejante embestida de lujuría.

Ahora no te tengo cerca, pero te sueño e imagino este momento cada día.

lunes, 2 de abril de 2012

Sé lo que te gusta


Te gusta mi polla. Lo sé. Te gusta ver las fotos que cuelgo por ahí. Las miras y las remiras. Pierdes la cuenta de cuántas veces tus dedos han terminado bañados entre tus piernas, en la incómoda silla que tienes frente al ordenador. Te gusta su forma, su tamaño, su grosor. Te gusta como huele, como sabe. Te encanta beber cuanto de ella sale, al principio poco, para acabar llenándote la boca y manteniéndolo en ella por un instante, para degustarlo, para calentar tu lengua, tu paladar, para poder mirarme a los ojos mientras lo dejas entrar garganta abajo y acontinuación juntar tu lengua con la mía. Dices que es suave, que nunca has acariciado una polla tan suave como la mía y la acaracias por igual con la mano, con la lengua, con tus tetas, con tus pies. Dices que es oscura y eso te excita más, pues te resulta excitante que esa parte escondida del cuerpo no sea blanquecina sino morena. Siempre que puedes detienes tu recorrido en "el escalón" para deleitarte tú y matarme de placer a mi. Disfrutas apretándola fuerte entre tus manos o entre tus pies. Abarcando toda tu mano. Opinas que tiene un grosor perfecto, hecho a la medida de tu boca y de tu coño.


Te gusta mi polla. Te encanta despertarla por la mañana, cuando aún la luz no atraviesa las persianas, y la tomas en tus manos, amasándola, como se amasa la plastilina entre las manos de un niño, enderezándola y haciéndola crecer. Incluso te gusta hacerlo teniéndola dentro de tu boca, para sentir así, como aumenta su tamaño mientras usas las manos para otros caprichos. Sé que te gusta.

Sé que hoy volverás a mirar mis fotos. Y volverás a acariciarte con la sensación de tenerla muy cerca de tu cuerpo. Y acabarás corriéndote entre convulsiones de gusto. Y encogerás tu cuerpo en cada una de ellas. Y te quedarás ahí, con el cuerpo muerto, derrumbado después de correrte, con la mano entre las piernas, sin querer sacarla para no tener que renunciar al placer de tu propio roce.

Pues sigue disfrutando de mi polla cuanto quieras. De su color, de su textura, de su grosor, de tamaño, de su olor, de su suavidad, de su forma. Sigue, porque sé que te gusta.