jueves, 26 de abril de 2012

34




- ¿Qué edad tienes?
- 34
- ¿34?... pensé que eras algo más joven
- Entonces soy demasiado viejo, ¿no?
- Yo no he dicho eso...

      -Silencio-

- Bueno, si estás incómoda lo dejamos y me voy. Tampoco es necesario estirar el asunto.
- No estiro, simplemente espero.
- ¿Esperas?, ¿qué esperas?
- Que me separases las piernas, pero... viendo que no lo haces tú, lo haré yo misma.

     Se levantó del sofá y se colocó ante él. Subiéndose la falda hasta tenerla completamente arrugada en su cintura, dejaba mostrar su sexo limpio y desnudo. No cubría ropa alguna su ser más íntimo, sólo un escaso hilo de vello, como una caminata de hormigas, ascendía desde su perfecto coño. Fue ahí cuando tomó su mano, con la palma abierta hacia arriba y con ella se froto una y otra vez, cada vez con más prisa, hasta llenarle la mano de su viscosidad más impura.

     Con delicadeza, llevó aquella mano a su boca. La beso, la lamió, la dejó hundir en el interior de su boca, mezclando los fluidos más excitantes de su cuerpo en un mínimo espacio.

- 34 años, pero tienes manos de niño.
- Quizá... conservo cosas de niño, pero sólo las manos.

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