domingo, 8 de abril de 2012

Imaginemos que estás aquí

Si te cogiera esta noche...


Si pudiera tenerte cerca amaneceríamos juntos, sudorosos y desnudos. Pero estás tan lejos ahora.
Me acercaría por tu espalda, para volcarte sobre la mesa y tocarte con ambas manos. Tú me pedirías mesura, pero seguramente, yo echara tus braguitas hacia un lado y te pondría húmeda sólo con mi roce.
Te conozco bien, y sé que separarías las piernas en el acto, dejando que tu coñito se abriese también, a lo que ayudaría yo con mis manos.
y ahí entraría, con violenta ternura, recreándonos en cada acometida. Tú, despojándote de tu camisa y de tu sujetador, yo, haciendo lo propio con mi camiseta y mis pantalones, sin dejar que el ritmo decayese.
Me encantaría correrme en esta postura, pero prefiero alargar el momento pues me encanta ver tus tetas rozándose contra el brillo de la mesa.


- Vamos a la cama -me dirás. Y allí te tumbarás boca abajo, luciendo ante mí tu culito tierno y suave.
Si queda algo de ropa, será el momento para alejarla de nosotros; fuera boxers, fuera braguitas, fuera medias... así me gustas... completamente desnuda.

Girarías tu cuerpo para ofrecerme tus pezones oscuros, endurecidos por el frío y el placer, para que haga comida de ellos.


Me encantaría tenerte aquí y poder hacer una mutua entrega de cuerpos. Y, ¿al final? Al final sentiría el enorme gusto que brotaría incontrolado. "Me corro, me voy a correr" -te diría; y tú dejarías caer tu espalda en la cama para que desplomase mi leche sobre tus tetas, y así lo haría: tus tetas, tu cuello, tu barbilla, tus brazos... cualquier sitio podría sufrir la caída de semejante embestida de lujuría.

Ahora no te tengo cerca, pero te sueño e imagino este momento cada día.

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