miércoles, 21 de diciembre de 2011

Laura y Leti

Fue en un apartamento de Tarifa. Me pasaron al cigarro. Yo estaba ya muy colocado. Veía mal, hablaba lento y me costaba centrarme con tanto mareo. Y, sin venir a cuento, les dije: "Pues claro que me pondría veros ahí, comiéndoos la boca."

Se sorprendieron tanto como yo, pero enseguida comenzaron a reirse; Laura más que Leti, pero a ésta no le importó ser la primera en levantarse de aquel suelo de madera y quitarse las dos piezas de su biquini, tendió la mano a Laura y le ayudó a ponerse en pie. En un par de movimientos, Laura ya estaba desnuda también.

Me dedicaron su primer beso, el primero de los numerosos shows lésbicos que ideaban cuando nos colocábamos de maría hasta las cejas.

Me ponía muchísimo y a ellas, me consta que también. Terminaron por gustarse, sabían de memoria cada milímetro de sus cuerpos, conocían todos sus recobecos y paladeaban gustosamente sus líquidos. Mientras, yo las observaba. Siempre era la misma situación; volver de la playa, a media tarde y empezar a fumar. El resto fluía sin pedir.

Sé que Leti se casó con un chaval de La Línea, que tuvo un hijo y poco más. De Laura no sé absolutamente nada. Pero las sigo recordando. Y sigo con la imagen de aquellas dos lenguas nerviosas, haciéndose caricias ante mí.

1 comentario:

  1. uuufff, demasiados porros, así luego se ven visiones, claro que si son así de placenteras mereció la pena tanto mareo

    ResponderEliminar