- ¿Nos hacemos unas fotos?
Yo estaba aún tumbado boca arriba, notando que respiraba con dificultad y con la barriga llena de mi propia leche.
- Mira como estoy -le dije señalándola.- Tú y tu manía de de me corra siempre fuera.
- Es que me gusta verlo...
- "...es que me gusta verlo." Pásame el papel, vamos a quitarla por lo menos. Y comencé a secar toda la zona de mi vientre de mi líquido pringoso con el papel higiénico, justo ahí, encendiste la cámara y empezaste a enfocar. ¿Pero qué haces? -fue mi reacción.
Ella se acercaba, le gustaba hacer fotos desde cualquier ángulo.
- Como me ponen tus huevecitos - decía mientras fotografiaba con una mano y con la otra los acariciaba con fuerza.
A mí, el empalme se me había ido hacía unos minutos, pero sabía que con semejantes caricias, mi polla volvería a levantarse sin demasiado esfuerzo. Ella siguió con su juego. Se separaba los labios del coño y enfocaba. Tenía un clítoris dulcísimo y sabía cómo enredar con sus dedos para que alcanzara un bonito color para la fotografía. Desde cualquier ángulo era capaz de disparar seis o siete veces seguidas. Disparaba, miraba, repetía, miraba....
Me animé a participar y tomé la cámara, se tumbó y le dí la vuelta sobre las sábanas de color granate. Su culo era perfecto, ella lo sabía y, además era consciente de mi predilección por esa zona y por el jugueteo anal, por eso no dudaba en separarse con ganas los cachetes y dejar tenso su lindo agujero. Fotografiaba su culo abierto, a medio abrir, con un dedo mío en su interior, con un dedo suyo... con un dedo de cada uno penetrándola por detrás... Volvió a girar sobre si misma.
Sus tetas endurecidas se mostraban apuntándome, requiriendo mi atención y, mientras yo me colocaba a horcajadas sobre ella y disparaba mis flashes sobre sus preciosas tetas, ella manoseaba mi polla y mis huevos, se lamía la mano y volvía a atacar.
- ¡Cómo me has puesto otra vez, cabrona! -solté la cámara sobre la mesita de noche y agarré con dureza la base de mi polla para dirigirla otra vez a su coñito, recién rasurado mientras ella volvía a colocarse boca abajo.- Te voy a follar porque me has puesto malísimo.
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