lunes, 9 de julio de 2012

Uno rápido

Comenzaba a refrescar en la piscina. Eran casi las ocho de la tarde y recordé que en mi maleta deshecha debía haber una sudadera, de esas que vendíamos en el último año de carrera para sacar unas pelillas pro-viaje...
- Enseguida bajo- dije a Javi y Belén- voy a la habitación... intuí que carecía de importancia lo que pensase hacer, pues ellos se babeaban con los ojos sobre el césped.

Entré aún mojado en la habitación. En ella dormíamos Javi, Sergio y yo, y estaba tan desordenada que me costó localizar mi maleta. Tras de mí, un portazo sonó en seco. Juraba haber dejado la puerta abierta, pero allí estabas tú. Habías entrado en mi habitación y habías cerrado la puerta. Te sonreí, pero tus ojos no mostraban más gesto que el de haberse perdido en alcohol.



- ¿Dónde está Sergio?, ¿no estás con él?
- Uno rápido, solo uno y rápido, ¡venga!

De primeras intenté soltarte de mi cuello. Olías a ginebra y a sudor, seguro que estabas en tu habitación montándotelo con tu novio y lo habías dejado borracho sobre la cama.

-¿Qué más te da dónde esté Sergio?...¿no te gusto?
- Sabes que a mí nunca me han gustado las rubias- fue la primera excusa que encontré, pero la sensación de estar desperdiciando la oportunidad de estar, aunque solo fuera por un rato, contigo, me hizo actuar más solícito- ¿qué pretendes, que haga una excepción?
- Pretendo gustarte.

Y ahí te aferraste a mis hombros. Me empezaste a besar el cuello y la boca y, repentinamente, soltaste aquello que acabó de excitarme. "No tienes cojones." ¿Que no?

Rápidamente te despojé de aquella camiseta de playa tan hortera pera deleite de mis ojos. Un tanguita blanco te cubría, aunque por poco tiempo. Estabas tan borracha que eras un muñeco en mis brazos y yo estaba tan caliente que no te iba a dejar escapar.

Recorrí tus pezones con la lengua, dejando un rastro de saliva en ellos mientras acompañabas mi lengua con tus gemidos. Te gustaba ver como te comía las tetas. Tan sumamente blancas, de haber recibido la luz directa del sol jamás y tan sumamente suaves. Tus pezones, claros pero robustos, con la fuerza de tus veinte años, apuntando a mi boca, hundiéndose en ella una y otra vez para aparecer totalmente inundados de mis saliva. la que tu recogías con tu mano mientras te llevabas el pezón a tu boca, intentándolo tocar con la punta de tu lengua. Alguna vez lo conseguiste.


Y quisimos jugar a la vez, y nos olvidamos de cualquier trapo que nos cubriese para pasar a calmar nuestras ganas. Por un instante saliste de tu estado etílico para moverte sobre mí y buscar mi paquete, ofreciéndome tu sexo limpio. Tu olor a sudor y a alcohol desapareció, se fue con tu ropa empapada, para dejarme el olor a ti. Un olor a sexo entregado, a vientre donado a mi boca. Sin ningún cortejo previo bajaste mi bañador y agarraste con ambas manos mi polla, ya empapada de deseo, mientras la besabas despacio, ibas liberándome del bañador. "Así, en pelotas... muy bien" acertaste a decir, mientras colocabas tu coño a la altura de mi boca, moviendo con vaivén tu pelvis, haciéndome rozar por la cara tu suave coño y tu perfecto culo, aún virgen de sexo. Comí hasta llegar a devorar los labios y el interior de tu coño mientras disfrutabas comiéndome a mí. Acerqué mi lengua para hacer un barrido por el filo de tu culo, varias veces, hasta que las ganas me hicieron penetrarlo con la lengua, mientras asentías de placer apretando más mi polla con tu mano y con tu boca llena, gemías.

- Vamos a follar- dijiste girando sobre mi cuerpo.
- No tengo ningún condón
- Ni yo tengo tiempo que perder. Y diciendo eso, me agarraste con fuerza la polla y la rozaste varias veces contra tu coño antes de dejarla entrar muy despacio.


La suerte quiso que la excitación fuera continua y la duración extensa, habría sido una pena haber sufrido un mini polvo en tales circunstancias. La borrachera no te impedía girar, saltar, cambiar una y otra vez de postura. Te la sacabas, la chupabas con fuerza, te rozabas con ella y la volvías a meter, entre vaivenes de tu pelo sobre mí. Estábamos desatados y había que disfrutarlo.

- ¿Te la meto por detrás?- te pregunté
- ¿Por el culo?, No, por el culo paso, eso debe doler... o no, ¡venga!, ¡vas a ser el primero!

Aquello entró muy despacio, mientras contenías el grito: "despacio, despacio" y acompasabas mi empuje con tu empuje contrario. Unas pocas embestidas más y ya estaba a punto de correrme; aquella situación hizo ya incontenible el torrente que aguardaba para el final.

- ¡¡¡Me voy a correr...!!!
Diste un giro rápido, ofreciéndome tu vientre como acomodo para dejar sobre ti toda mi leche, que se vertió, descontrolada, sobre tu cuerpo, repartida desde tu cuello hasta tus muslos.

Caímos rotos, sudados, exhaustos. Caímos sobre la moqueta del suelo de aquella habitación de hotel barato de isla. Un par de caricias más fueron el preambulo de una despedida que, yo creí, provisional, pero que se convirtió en definitiva.

- Me ha gustado mucho.
- Y a mí... pero vamos a tener que bajar. Sergio te estará buscando.
- Paso de Sergio. Hoy me gustas tú.


Nos besamos como se besan dos personas que poseen sentimientos verdaderos, Nos tocamos, a modo de despedida, como queriendo guardar el recuerdo de nuestros cuerpos.

- Hoy también me gustas tú- te dije
- No te creo, soy rubia.

1 comentario: